Junto a la cantina de la
estación ferroviaria
de Mataespesa- Alpedrete
se abre una recoleta y
humilde terraza
que adornan macetas y arbustos.
He aquí un sitio ideal
para sentarse a ver pasar los trenes,
pacífica y contemplativa
distracción,
Moncho Alpuente
Diario EL PAÍS
6 de Abril de 1997
El mejor atractivo de la Cantina en verano es, sin duda, su terraza, que año a año ha ido creciendo en vegetación y arbolado. A ella iban a reposar veraneantes y no veraneantes y a sofocar el calor del verano, que aunque menor que en la gran capital, también tiene sus rigores en estas tierras serranas.
No era de extrañar ver a Chon o a Roberto, regar las plantas a la caída de la tarde, cuando la anochecida invadía con su frescor al personal. A lo largo de estos 43 años las mecetas de geranios y rosales han alegrado la vista de los clientes en los días de rigor.
Por el contrario, el edificio, proporcionaba calor y compañía en las duras mañanas y días de los, también, crudos inviernos, que de todo hay en estas tierras serranas.
Roberto, ya muchas veces abuelo, posa con alguna representación de nietas y el, hasta ahora, único nieto.
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